“Estas son mis últimas palabras…” es una sentencia que se repite una y otra vez más en este volumen único de cartas escritas por aquellos que no sobrevivieron el Holocausto. Las cartas, descubiertas durante los últimos 60 años, estuvieron guardadas por las familias y amigos de las víctimas, y finalmente recogidas por Yad Vashem. Estas cartas fueron enviadas desde los guetos, estuvieron escondidas en vagones de ganado, en estaciones de trenes y contrabandeadas de los campos de concentración